Aplicar la neurociencia de la visión ayuda a desarrollar estrategias de marketing que tienen un mejor efecto en el consumidor.

¿Has escuchado las frases «ojos que no ven, corazón que no siente» o «ver para creer?» Aunque puede que estas frases no se apliquen para todas las áreas de nuestra vida, es algo que en definitiva se debe tomar en cuenta en las estrategias de marketing digital.

Usualmente cuando vemos alguna presentación en alguna clase, conferencia o evento, tendemos a recordarla mejor cuando se utiliza algún elemento visual que vaya más allá del texto. Una imagen, un video o incluso una representación dinámica es mucho más eficiente para que comprenda y recuerde el mensaje.

Un tercio de la corteza del cerebro humano se dedica exclusivamente a la visión. Los elementos visuales automáticamente tienen una mayor influencia en sus percepciones. Diversos estudios psicológicos han demostrado cómo cuando alguno de los sentidos entra en conflicto con el sentido de la vista, este último siempre gana. 

 

Aplicación de la neurociencia de la visión

 

Una característica clave del sistema visual de un consumidor que los especialistas en marketing deben tener en cuenta son los dos tipos de fotorreceptores que se encuentran en la parte posterior del ojo.

 

Los bastones

 

Estos fotorreceptores se encuentran en la periferia del campo visual; están especializados para condiciones de poca luz y son particularmente sensibles al movimiento. Es por eso que la detección de movimiento es más alta en el área periférica del ojo.

 

Los conos

 

A diferencia de los bastones, los conos se concentran en el centro del campo visual y están especializados para enfocarse en el color diurno y de proceso. Esto explica por qué la mayor cantidad de agudeza visual se encuentra en el centro del campo visual.

Con base a estos conocimientos, los estrategas de marketing pueden desarrollar experiencias que sean más eficientes considerando el enfoque que quieren darle al consumidor.

Como regla general, todo lo que pueda comunicarse visualmente debe estar en el centro. Por otro lado, si lo que se desea hacer es dirigir la atención del consumidor a algo más dinámico, se deben colocar estas características en la periferia para aumentar las probabilidades de ser vistas.

Estas prácticas de neurociencia de la visión se pueden utilizar para optimizar cualquier oportunidad para utilizar elementos visuales en estrategias de marketing, desde mensajes de correo electrónico hasta textos y contenido de anuncios. 

Lo más importante es determinar el contexto de la experiencia del usuario y lo que se desea identificar con mayor facilidad con la marca.