Aplicar la ley del menor esfuerzo en estrategias de marketing ayuda a las empresas a llegar al consumidor de una manera más eficiente y a darles una mejor experiencia con la marca.

¿Alguna vez has querido comprar algún producto o servicio en línea pero luego de un par de minutos decidiste ya no hacerlo y salir del sitio web porque era muy complicado de utilizar? Lo creas o no, esta reacción es usualmente la más común cuando debemos esforzarnos por obtener algo.

Al cerebro le gusta tomar la dirección más fácil cuando necesita realizar alguna acción o tomar una decisión. A esto se le conoce como «la ley del mínimo esfuerzo».

Cuando voy a comprar algo al supermercado busco que mi experiencia sea lo más práctica y placentera posible. En nuestra experiencia de compra influyen desde la cantidad de opciones que hayan de un producto hasta la percepción que tenga del precio del mismo.

Por ejemplo, algunas veces hay muchas opciones del mismo producto de diferentes marcas, o de la misma marca pero con diferentes presentaciones y características. Esto puede hacer que el comprador se sienta abrumado y decida optar por una opción más fácil o no comprar ninguna de ellas.

¿Por qué? Porque sencillamente al cerebro a veces no le gusta invertir energía tomando decisiones que deberían ser fáciles y rápidas.

 

¿Cómo aplicar la ley del mínimo esfuerzo en estrategias de marketing?

 

La ley del mínimo esfuerzo es algo que los estrategas de marketing deben tomar en cuenta al momento de diseñar sus productos y estrategias para llegar al consumidor. Según Popneuro, la mayor parte del tiempo las estrategias de marketing hablan con el sistema predeterminado del consumidor: el sistema 1 es el que quiere realizar el mínimo esfuerzo posible.

La estrategia aquí es mantener las cosas en movimiento. Por ello es tan importante que las empresas prueben la facilidad y velocidad de sus mensajes, UX y los elementos de diseño que aceleran la decisión de los consumidores a lo largo de su experiencia con la marca.

Gracias a estas acciones, los consumidores están felices de seguir la corriente a menos que se vean obligados a cambiar al sistema 2, donde deben utilizar procesos racionales de pensamiento. Por lo tanto, la segunda estrategia aquí es no interrumpir a los usuarios ni darles una razón para hacer una pausa. Es decir, hacer más fácil y amigable su proceso de consumo.

¿Qué piensas sobre utilizar la ley del menor esfuerzo en estrategias de marketing? ¿En qué otros ejemplos has visto que aplican este método?